Remedio Natrum Muriaticum.

Este remedio se obtiene de la sal común (NaCl) de mesa.

La persona que necesita este remedio tiene frustración y al mismo tiempo un trauma. La característica principal que manifiesta es la introversión surgida de un sentimiento de gran vulnerabilidad al daño emocional. Las personas Natrum muriaticum son muy sensibles emocionalmente y sienten que toda forma de rechazo, ridículo, humillación o pena sería personalmente intolerable. En consecuencia, levantan un muro de protección, se encierran en su propio mundo y prefieren mantener el control sobre sus circunstancias para evitar ser heridos. Sin embargo, tienden a convertirse en el oído compasivo que los demás buscan cuando están apenados.

Cuando escuchan los sufrimientos de alguien se mantienen objetivos y aparentan ser muy fuertes, pero absorben internamente el dolor de los otros y meditan sobre ello después. Se preguntan: «¿Cómo reaccionaría yo en tal situación? ¿Cómo me lo tomaría?». Existen en él dos caras que llaman poderosamente la atención. Emocionalmente sensibles y vulnerables pero fuertes en nivel mental. Pueden parecer muy fríos ante los demás porque intentan así no revelar su propia vulnerabilidad.

Son objetivos mientras pueden mantener el control sobre las emociones, pero cuando lo pierden se vuelven irracionales y la esfera emocional lo domina todo, se encierran en sí mismos y rumian mental. Esto se ve cuando ha sufrido un rechazo o una pena; entra en depresión y alimenta este estado poniendo la música más triste que encuentra, porque no es para aliviarla evidentemente, sino más bien para aumentarla. No permite la ayuda de nadie, solo quiere rumiar su pena y solucionar el problema por sí mismo. Otro ejemplo es que no llora fácilmente y puede permanecer impasible ante una situación seria. Sin embargo, si está nervioso o bajo tensión, paradójicamente se reirá pero luego la risa se convierte en llanto. En su aparente frialdad e independencia necesitan vitalmente el afecto de los demás; inconscientemente lo esperan y lo piden aun cuando ellos mismos no lo expresen con facilidad.

Desarrollan intensos apegos emocionales y sentimentales; en su dualidad depende, pero se aleja. Siempre es un “no me quieren como quiero que me quieran” y teme no ser comprendido o herido. Esta necesidad vital de dependencia afectiva le impulsa al resentimiento sobre quien ama debido a la toma de conciencia de su atadura, pero no se rebela ni muestra su rencor contra él porque tiene miedo de perder su cariño y depende demasiado en el ámbito afectivo. Evitará el estrés y los conflictos emocionales que lo pongan en un gran malestar y lo enfermen.

Son tan sensibles que les hiere el más ligero comentario o gesto que pueda implicar rechazo o ridículo; en la adolescencia, por ejemplo, son reacios a las citas por miedo al rechazo. Tras ser heridos varias veces aprenden a ser cautos y después se lo pensarán antes de verse implicados en una experiencia emocional. Natrum muriaticum en su independencia mental tiende a ser autosuficiente deseando resolver los problemas por sí mismo sin confiar en la ayuda de otra persona. En el fondo es egocéntrico y tiene un narcisismo escondido que no acepta, así como una impotencia para acercarse a los demás; no acepta esa necesidad de los demás. Se niega a que desarrollen o amplifiquen su historia personal, la desea secreta.
Teme no ser comprendido, se aísla y se protege. Puede estar completamente satisfecho en su aislamiento y se vuelca en actividades solitarias emocionalmente “seguras” y en la pretensión de ir a la búsqueda de sí mismo. Poco a poco se vuelve tan intimista que llega al extremo de no necesitar contacto con el mundo exterior. Si alguien entra en su territorio privado y solitario puede sentirse ofendido, la cuestión es «no herir y no ser herido».
Tiene un orgullo que es defensivo, con el fin de evitar los problemas y retraerse en su mundo interior. Pero también tiene su orgullo ofensivo no dejando a los demás la posibilidad de ayudarlo. Piensa que puede prescindir de su ayuda con su rechazo agresivo y no permite que le consuelen; cree que él sólo puede resolver sus carencias y frustraciones, pero el único modo que tiene de ayudarse es la auto agresividad.
Conscientemente son incapaces de hacer daño a los demás, pero sufre y al mismo tiempo hace sufrir. Es una manera torpe de ponerse altivo y orgulloso. Cuando se ve así se indigna consigo mismo por su manera de ser y no quiere que nadie le mime, no quiere gratitud. Luego, como es concienzudo y responsable, experimenta la culpa que es un factor poderoso en su vida.

El niño Natrum muriaticum vive profundamente todas las impresiones acumulando conciencia y comprensión por encima de la de su propia edad. Es muy sensible a la desarmonía. Si los padres se pelean puede no reaccionar inmediatamente, pero sufrirá por dentro, quizá al extremo de desarrollar una afección física. Generalmente estos niños se portan bien; no es necesario una disciplina rigurosa porque una simple mirada de desaprobación es suficiente. Cuando son reprendidos con severidad reaccionan entonces de forma exagerada y cogen un berrinche, pataleando y gritando, donde las palabras de consuelo o intentar calmarles no sirve en incluso pueden empeorarles; continuarán con el berrinche hasta que decidan parar por sí mismos.
Los adolescentes tienden a estar callados y apartados pero muy íntegros. En una fiesta se sentarán en una esquina observando a los demás e imaginando lo que experimentan. Si se sienten atraídos por alguien no flirtean. Pueden parecer no prestarle atención en absoluto, sólo le observan con el rabillo del ojo pero fantasean con que la otra persona se siente igualmente atraída y exageran romántica y desproporcionadamente la situación.
El adulto es un malhumorado que no deja salir la cólera. Su mal humor es una manifestación de lo mal que se siente. Cuando está indignado busca pelea con los más queridos, las personas a las que más quiere y admira. Fastidia sin darse cuenta a quien más ama y quiere simpatía a su alrededor, pero inconscientemente hace todo lo posible para no obtenerla. Entonces busca la soledad, tiembla, tiene espasmos, etc. y se dice a sí mismo: “nadie me comprende, nadie…” “me pregunto cómo tendría que amar para no tener conflictos de comunicación con los demás” Natrum Muriaticum se queda fijado en el pasado con la eterna nostalgia de amores imposibles y con el rencor de no ser amado. La frustración le produce resentimiento y siempre pone mala cara.

No aguanta una situación en la que no se sienta querido y huye de ésta somatizándola. Su dimensión profunda yace en la idea de estar abandonado. Su dilema es su conflicto existencial, piensa que nadie cree en él. Su drama es no poder vivir sus deseos, ni siquiera quiere reconocerlos y se inmoviliza con ansiedad de conciencia. La primera fase de la patología en Natrum muriaticum aparece en el nivel físico. Pueden padecer gastritis, artritis, alteraciones hormonales, migraña, úlcera o herpes en el labio inferior. Como cabría esperar es probable que estos síntomas aparezcan tras un período de introversión, después de una pena o humillación severas. Pueden volverse excesivamente reactivos a toda influencia externa; hipersensible al ruido, a la luz, al humo del tabaco, etc. Son muy frecuentes las alergias y los eczemas (la piel y las mucosas son la barrera que separa con el exterior).

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